Aunque nuestra acción está condicionada por diversos factores, podemos afirmar que no está de terminada por ellos. En efecto, los límites de nuestra constitución biológica (como la necesidad de respirar y de alimentarnos), los productos tecnológicos con los que convivimos (como los automóviles que precisamos usar para movilizarnos), las acciones de nuestros semejantes (como los pedidos, las órdenes, las amenazas), condicionan nuestra existencia. Es claro que nuestra acción no puede desentenderse de todos esos condicionamientos. Y hasta se puede afirmar que nuestras acciones son modos de responder a ellos. Sin embargo, esos modos de responder son distintos en cada individuo e incluso pueden variar, en un mismo individuo en diferentes momentos. Esto indica que la acción humana se encuentra con límites pero que, sin embargo, es libre porque esos límites no son absolutos. No anulan la libertad de la acción sino que la hacen posible en tanto la delimitan, en tanto la sitúan. En realidad, cuando se afirma que la acción humana es libre simplemente se pretende enunciar, que el ser humano puede responder a su situación de diversas maneras, siendo consciente de cuáles son las circunstancias que rodean su acción y cuáles sus posibles consecuencias. El ser humano no es libre de elegir lo que le pasa pero sí es libre de responder a aquello que le pasa.
viernes, 29 de mayo de 2009
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